El Impétigo: Qué es y cómo tratarlo
El impétigo es una infección cutánea de origen bacteriano que se presenta con mayor frecuencia en la niñez.
En el post de hoy, quiero hablaros del impétigo: una enfermedad infecciosa de la piel causada por dos tipos de bacterias: Staphylococcus aureus y Streptococcus pyogenes.
La infección sucede cuando cualquiera de estas dos bacterias encuentra las circunstancias perfectas para desarrollarse ante una herida, picadura, quemadura, etc.
Se trata de una enfermedad de tipo contagioso que normalmente no es grave, pero debe tratarse porque se puede extender por otras partes del cuerpo y puede afectar a otras personas que estén en contacto con los niños. Se contagia fácilmente por contacto con piel
infectada y al compartir objetos como ropa, toallas o sábanas de personas infectadas.
De hecho, el simple rascado de la piel (uno de los principales síntomas de la enfermedad) se convierte en el principal mecanismo de propagación por la superficie cutánea. Debido a su rápida extensión, es fundamental detectarla con la mayor rapidez posible.
Síntomas y Detección del Impétigo
Observaremos las ampollas o costras típicas de infección cutánea localizadas fundamentalmente en la cara: principalmente en la boca, la nariz o las orejas, aunque pueden aparecer en otras partes del cuerpo, como los brazos o las piernas.
Tratamiento y Prevención
En todos los casos, se aplica tratamiento a nivel local, asegurando una buena higiene, lavando la zona con un jabón antibacteriano y empleando productos que reduzcan la inflamación de la zona, así como con acción antibiótica, antiséptica y cicatrizante como
Licotriz.
El tratamiento debe realizarse 3 veces al día y durante 7-10 días o hasta la completa desaparición de las lesiones en la piel.
Además, es recomendable, tapar las lesiones para reducir el riesgo de extensión y contagio de la enfermedad con apósitos que no sean completamente oclusivos y que dejen respirar la herida.
Para evitar padecer esta enfermedad en la medida de lo posible, es necesario mantener una buena higiene personal y de la ropa y tratar correctamente cualquier herida, lavándola con agua y jabón, aplicando finalmente un antiséptico y antibacteriano como Licotriz.