La piel en otoño
Las estaciones también determinan el estado de nuestra piel y marcan el tipo de cuidados que le debemos brindar. Si la radiación solar deja de ser nuestro principal problema, durante el otoño debemos prestar atención a la deshidratación y la descamación.
Frío, viento, cambios de temperatura o humedad… La piel es nuestra barrera de protección frente a todos los factores externos y se encuentra en un momento muy vulnerable. Debemos evitar tratamientos agresivos y aplicar a diario crema en las zonas más expuestas para mantener la piel sana y joven. Aunque el índice UVA haya disminuido, tampoco debemos olvidarnos del protector solar.
Peelings suaves
La piel se renueva constantemente, pero por falta de hidratación el cambio celular se retrasa y la acumulación de células muertas es mayor. Como resultado, se vuelve mate y de aspecto apagado, grisáceo. Es momento de realizar un peeling, tanto facial como corporal, para devolverle su textura y luminosidad natural. Sólo de este modo, absorberá mejor los tratamientos que apliquemos. La crema hidratante corporal Olivolea, formulada con olivoleína y Vitamina E, recupera la hidratación y la elasticidad propias de una piel sana.
Además, como durante esta época la piel pierde el tono bronceado, es un periodo perfecto para propiciar la renovación celular e incluso, es el momento idóneo para realizar tratamientos suaves despigmentantes y eliminar las manchas más superficiales de la dermis.
Limpieza diaria de la piel
Por la mañana y por la noche, y no sólo para retirar el maquillaje. Antes de las horas de sueño lo primero que hay que hacer es desmaquillar y limpiar el rostro con un jabón neutro. Después, utilizar un tónico de efecto calmante, y finalmente aplicar una crema hidratante y/o nutritiva. Durante esta estación, y sobre todo en las ciudades, hay mucha polución y los residuos pronto se adhieren a nuestro rostro. Por otra parte, no debemos abusar del agua caliente y siempre hay que elegir limpiadores suaves o leches desmaquillantes, ya que respetan la hidratación natural de la piel sin eliminar su capa de lípidos.
Hidratación
En esta época del año cuando comienza a hacer frío, es imprescindible una hidratación máxima. En la superficie de la piel se produce una vasoconstricción capilar, disminuye el riego sanguíneo, lo que provoca una menor oxigenación y nutrición de las células de nuestra piel. Por eso debemos ayudarla con cosméticos específicos que contengan activos para acelerar la renovación de las células; y emulsiones naturales que respeten la estructura de la piel, evitando así el daño de la barrera epidérmica con agresivos químicos.
Asimismo, existe un tipo de piel que se muestra muy vulnerable frente a los cambios de temperatura, por lo que le afecta mucho más el frío que llega durante el otoño. Esta es la piel sensible, y va a necesitar cuidados específicos para evitar las irritaciones y las rojeces que resultan además molestas. Una crema hidratante específica para este tipo de pieles es algo obligado, ya que las protegerá frente al clima y mantendrá su nivel de hidratación.
Prevención
Durante el otoño también debemos prestar mucha atención a las enfermedades de la piel. Por ejemplo, la psoriasis empeora porque tomamos menos el sol -que actúa como desinflamatorio-, y la dermatitis atópica de los niños se manifiesta con una fuerte picazón y eccemas. Para calmar esta última, tendremos que tratarla con cremas emolientes y humidificadoras, como la crema hidratante cara y cuerpo bebé de Olivolea, con olivoleína, rica en ácidos grasos monoinsaturados y vitamina E, que ayudan a proteger la delicada piel de los niños de alergias e irritaciones.
Deporte
El otoño es ideal para estar en contacto con la naturaleza y disfrutar de los paisajes que nos regala. Hay infinidad de rutas por parajes naturales para practicar senderismo, running o bicicleta. La temperatura es perfecta para hacerlo a cualquier hora del día, quemar calorías y disfrutar del aire puro.
Los beneficios se duplicarán si incluimos una buena dosis de antioxidantes en nuestra dieta, como verduras y frutas. Aunque estamos acostumbrados a encontrarlas durante todo el año, las naranjas y mandarinas son ideales para esta época, muy valoradas por su alto contenido en vitamina C y ácido cítrico. También es temporada de frutas como el membrillo que contiene gran cantidad de fibra y de la granada, propia de la estación, con gran contenido en agua y potasio. Las peras de otoño, perfectas, dulces y jugosas, además de su sabor, insuperable en esta época del año, son muy ricas en vitamina C y nos aportan una dosis extra de fibra.
Si las ensaladas son para el verano, en otoño se vuelve también a los platos de cuchara. Alimentos como la calabaza de fina textura y sabor sutil, se convierte en la base de cremas deliciosas que nos hidratan y nos ayudan a desintoxicar nuestro organismo.