Una Navidad sin excesos
Entre reuniones familiares, cenas de empresa o fiestas con los amigos, cuesta imaginarse unas Navidades lejos de la mesa y la abundancia.
En estas fechas, nuestra rutina cambia y descuidamos no sólo la alimentación. El sueño y el ejercicio se reducen o se abandonan y se incrementa el consumo alcohol. ¿Resultado? Aumento de peso, colesterol y glucosa por las nubes … A veces, es difícil mantener la línea y seguir una dieta equilibrada pero si cumplimos unas sencillas pautas y somos moderados, podemos evitar molestias digestivas y unos kilos de más.
No saltarse comidas. Algunas personas prefieren mantenerse en ayunas durante el día para así compensar los excesos de la cena. Sin embargo, lo único que haremos será aumentar el apetito y que nuestro organismo sea mucho más eficiente a la hora de ahorrar energía y por lo tanto, de almacenar grasas. La clave está en incorporar alimentos bajos en grasas, ricos en fibra y agua. Los días previos, podemos elaborar menús saciantes y depurativos con verduras como el puerro o la alcachofa y frutas como la manzana y la piña.
Atención a la sal. Potencia el sabor en los platos, pero su abuso también perjudica nuestra salud. Su consumo puede aumentar la presión arterial y la retención de líquidos. Existen otras alternativas para sazonar las comidas sin renunciar al sabor, como la pimienta fresca, especias orientales y cítricos como el limón.
Reposo. Irse a la cama inmediatamente después de cenar no es bueno para nuestra salud y mucho menos para nuestro organismo. Podemos adelantar la hora de cenar para evitar las prisas y el estrés propio de las fiestas y es muy importante masticar muy bien los alimentos. También debemos alargar las sobremesas. La Navidad es el momento idóneo para juntar a toda la familia. Disfrutemos de su compañía.
Infusiones o tes. Platos copiosos, dulces y bebidas alcohólicas. La ingesta de alimentos pesados y comer en exceso dificulta la digestión o favorece el dolor de estómago. El té o las plantas medicinales son de gran ayuda a la hora de limpiar nuestro organismo. Entre las más destacadas, el diente de león que favorece la limpieza del hígado y el té verde por ser antioxidante y actuar como diurético favoreciendo la limpieza renal.
No abusar del alcohol. Disfrutar de las fiestas de forma saludable no implica la abstinencia de bebidas alcohólicas. En primer lugar, debemos consumirlas con el estómago lleno, así ralentizaremos su absorción. También tenemos que tener cuidado con los combinados, sobre todo si se mezclan con bebidas gaseosas. Los ácidos carbónicos de los refrescos favorecen el paso del alcohol a la sangre, acentuando su efecto tóxico. Por otro lado, si hemos bebido más de la cuenta y ya no hay solución, el mejor remedio para contrarrestar los efectos no deseados es dormir bien, una ducha tras levantarnos para estimular la circulación e ingerir alimentos ricos en vitaminas B y C, esto nos ayudará a eliminar las toxinas. Beber mucha agua es esencial para hidratarnos correctamente.
Cuidado con los dulces. Restringe las cantidades de turrón, bombones y demás dulces propios de estas fechas. El azúcar es el desencadenante del proceso de glicación, responsable del desgaste celular y el envejecimiento prematuro. Solo los buenos hábitos alimentarios nos aseguran una piel sana y sin arrugas. Lo ideal sería tomar fruta o un sorbete natural para favorecer la digestión.
Hacer ejercicio. El deporte contrarresta los efectos negativos de estas fiestas, asociados a la inactividad y a la sobre alimentación, y evitará que nos lamentemos de esos kilos de más. Aprovecha el tiempo libre para dar un paseo en familia, salir a correr o montar en bicicleta.
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